La espectacular boda de Sara y Carles en la Colonia Rusiñol

Cuando Sara y Carles imaginaron el día de su boda, buscaban algo atrevido, poco convencional y rebosante de elegancia. ¿El resultado? Una celebración en la Colonia Rosiñol que les dejó sin aliento, mezclando creatividad vanguardista con encanto atemporal. Esta boda no fue sólo un evento; fue una experiencia inolvidable que dejó a todos los invitados boquiabiertos.

Una ceremonia bañada por la magia del atardecer

La pareja intercambió sus votos en un sereno jardín mientras el sol dorado se ocultaba en el horizonte. La naturaleza como telón de fondo, combinada con una atmósfera de amor y alegría, marcó el tono de lo que sería una celebración única.

Aperitivo inspirado en Nueva York

Mientras los invitados se acercaban al aperitivo, Sara y Carles hicieron su gran entrada en un coche clásico de época, que encarnaba la sofisticación y la nostalgia. El aperitivo en sí fue un viaje a las calles de Nueva York, con detalles que hicieron que los invitados se sintieran como si hubieran entrado en un plató de cine.

  • Una cancha de baloncesto y un coche de policía de época añaden un toque urbano.

  • Una motocicleta de la policía se convirtió en la pieza central de las sesiones fotográficas.

  • El punto culminante culinario fue un puesto de perritos calientes regentado nada menos que por Nandu Jubany, que ofrecía comida callejera gourmet con estilo.

  • Las máquinas recreativas entretuvieron al público, creando un ambiente lúdico y enérgico.

La cena: Un gran espectáculo

La experiencia gastronómica fue una obra maestra teatral. El espacio se llenó de artistas que ofrecieron espectáculos electrizantes en el centro de las mesas. La energía era tan contagiosa que los invitados estaban demasiado cautivados por las actuaciones como para centrarse en sus platos. No fue una cena de boda cualquiera: fue un espectáculo dinámico e interactivo.

Bailar toda la noche

Cuando llegó el momento de pasar a la fiesta, Sara cautivó a todos poniéndose un voluminoso vestido perfecto para la pista de baile. Los recién casados y sus invitados bailaron hasta altas horas de la madrugada, celebrando un día que redefinió lo que podía ser una boda.

Un fiel reflejo de la personalidad

La boda de Sara y Carles fue algo más que un hermoso día; fue una declaración de sus audaces personalidades y de su singular historia de amor. Desde el coche de época hasta el aperitivo de inspiración neoyorquina, pasando por la impresionante cena, cada detalle reflejaba su deseo de romper fronteras sin dejar de lado el refinamiento.

En La Puta Suegra, estamos orgullosos de haber formado parte de este viaje inolvidable, asegurándonos de que cada elemento fuera tan atrevido, elegante y memorable como la pareja había imaginado. Sara y Carles, gracias por dejarnos crear este día extraordinario para vosotros, ¡es uno que nunca olvidaremos!

Josep Plana Nadal